lunes, 1 de marzo de 2010

Estrella enigmática.

Hay veces en que necesito estar muy alejado, entonces subo a la azotea de mi casa, en una ciudad como esta no puedo decir que me gusta admirar las estrellas, pero hay una en especial que siempre está ahí. La veo y no estoy seguro de lo que veo, me entristece, pero cuando estoy triste es mi refugio. Me inquieta.
No solo es la estrella, la ciudad entera es inquietante, tenebrosa. Siempre gris como yo.
Edificios altos, concreto, smog, todo gris, ese es mi color favorito y es el color de mi estrella, gris, tal vez plateado, para mi es lo mismo.
Me gusta caminar por las calles y me gusta el frío, hay quienes les gusta el frío por sentirse diferentes, especiales, a mi me gusta el frío por algo más que eso, es la sensación que recorre mi piel.
Hoy decidí salir a pasear, todo es perfecto, la tarde fue lluviosa y aunque la tormenta paró, el frío es una constante esta noche de octubre. ¿te has fijado en la ciudad después que la lluvia se ha hecho presente? La luz de la luna se refleja en la enorme masa de concreto que se encuentra aún mojada y crean un efecto platinado que, hacen que todo luzca elegante, sobrio, enigmático… como la estrella.
La estrella… quiero ser la estrella, no es la primer estrella del atardecer, es la ultima de la noche. Cuando subo a la azotea de mi casa llego alto, pero no tan alto como me gustaría. A quienes piensan que estoy mal, yo no veo las cosas así, ver solo bueno o malo sería más gris que todo lo gris que soy, pero ser gris no significa que no puedas tener brillo.
Mientras pienso todo esto subo a la azotea de mi casa, es momento de adquirir brillo, miro desde lo alto el piso aún mojado y con brillo, brillo platinado… hoy me convertiré en la estrella, hoy llegare aún más alto.

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